viernes, agosto 07, 2020

DEJEMOS ENTONCES QUE PERMANEZCA LA LLUVIA

Amaneció fresco el día, con lluvia y viento
y recordé la primera vez que te vi,
el frío que se evaporó en tu cintura
cuando la atraparon mis manos.
 
Unas gotas de lluvia que se desvanecieron en tu pecho
cuando encontraste el calor de mis brazos,
una tarde de andares buscando un rincón para sentir tu llama,
un caminar secreto que se guardó en los rincones de la memoria.
 
Siempre presente tu aliento y tu seno,
tu pasión y tu cariño;
el frío y las gotas de la tarde se evaporaron
porque me regalaste tu cobijo.
 
Vaporosos suspiros se fueron en nubes
se fueron huyendo de nuestro calor,
ahí perdidos debajo del faro de la esquina
unos labios tímidos se conocieron.
 
Un abrazo que se quedó grabado en el concreto
en la acera de esa ciudad fría y llorona
que nos escondió esa tarde
en que vi de cerca tu corazón
a través de tus ojos hermosos.

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