miércoles, febrero 08, 2012

DÓNDE DUERMEN LOS BESOS

En las mañanas en que emprendo mi camino,
en las veredas y caminos que me llevan a ese sueño cotidiano;
a ese destino que me da la sorpresa de tu boca,
a ese pequeño instante en que juntos respiramos.
 
Duermen en el perfil del medio día,
en la sombra que desaparece cuando el sol me cubre,
en su calor que evapora mis pensamientos
cuando miro de lado tu rostro.
 
Cuando cierro mis ojos en ese largo viaje
en espera de la tarde y sus sombras,
en la pequeña luz que se enciende siempre frente a mí;
así se guardan seguros los labios del amor.
 
En las palabras que le cuento a tu espíritu
que esperan en el viento de mi corazón,
y que laten en las noches preparando tu descanso,
ahí donde tus labios me esperan.
 
Duermen en los rincones de las calles,
en donde los besos secretos se quedan por siempre,
en donde los primeros abrazos cobijaron nuestros cuerpos,
donde el primer adiós me lleno de nostalgia.
 
Sueñan en los rincones del tiempo,
en espera a ser rescatados mil veces más
para hacernos soñar despiertos
al darnos el sabor de la vida que amanece. 
 
Se quedan en las noches descansando apretados,
extrañando tu boca,
extrañando tus labios,
ahí duermen, recordando las palabras silenciosas que me contó tu boca.


UNA LÁGRIMA

A veces una lágrima duerme en mis ojos,
se queda escondida durante días,
se niega a salir y dejar mi cuerpo,
quiere esperar, se queda dentro.
 
No me quiere dejar sin agua,
desea más del sabor de mi amor,
quiere más de la sustancia de mi cuerpo,
se queda escondida y riega mi interior.
 
Inevitablemente se escapa,
mi interior necesita que vuele en los cielos,
que se haga nube,
que se haga lluvia para que me bañe después.
 
Una lágrima de cielo,
una lágrima que moje mi cuerpo;
se quedará dentro de mi
la beberé.
 
Dormirá una vez más dentro de mí,
pero necesito que vuele,
que salga y sea nube,
que me mire y quiera quedarse en mí otra vez.