Tus manos me dicen te amo,
nuestros cuerpos se gritan
amor;
es un dialogo certero y preciso
que encuentra ecos en nuestra
piel.
Son tus manos que me cuentan
caricias,
tus dedos que me susurran
cariño;
esta tarde en que tú y yo
dejamos las palabras
sólo el dialogo de tu cuerpo y
el mío.
Dejar el cielo y el tiempo,
encontrar en ese rincón las
caricias más dulces
y contarnos nuestro amor,
dejar que el tiempo pase con
los minutos de tus besos
Tus manos escriben sobre mí,
labios incansables que caminan
las distancias infinitas de mi piel,
se quedan grabados y me cubren
con su calor,
se queda en mi corazón lo que
me cuentan tus manos.
Silencio amoroso,
se rompe el aire con nuestros
besos;
oscuridad amorosa,
cubre el dialogar de nuestros
cuerpos.
Cómo me dice tu cuerpo te amo,
esta tarde me lo contó con sus
manos en mi espalda,
me lo susurraron tus dedos
y me dejaron tus labios los
ecos de nuestro amor.
Los ecos del presente,
se pierden en los besos.
La vida en esta tarde gris,
se prepara y cambia de forma.
La lluvia acompaña mis pensamientos,
el eco regresa en este presente.
Quiere más besos el aire,
viaja en el vacío sin carne.
Corre el agua en secretos,
sólo tus oídos escuchan.
Comprenden mi pensamiento,
se esconde la vida.
En los rincones más húmedos nace,
dialogantes enamorados.
Las ilusiones y las angustias nos acompañan,
más besos y abrazos,
tantos como permita el aire de esta tarde.
Una mañana fría
tus brazos que me cobijan,
unos ojos a medio cerrar,
el sueño nos reclama todavía.
El olor de la noche
nos persigue todavía,
el descanso en tu pecho,
duerme la paz en el mío.
El calor de nuestros cuerpos
el amanecer no llega todavía,
esperemos un ratito más a el sol
para tomar su calor.
Los amaneceres frescos
se van con nuestros abrazos,
esperemos el calor
ahora es suficiente con el nuestro.
Viento dulce que te trae a mis oídos
el aire se transforma en tu voz,
miel de palabras,
azúcar de tus labios.
Cambia el rumbo de mis pies terrestres,
debajo de mi tu aroma vuela conmigo,
mi boca sabe a ti
en estas alturas de inconsciencia.
La mirada se nubla,
tu dulce viento me guía,
mi voz se nutre e inspira
escuchando tu canto que me rodea.
El corazón se detiene,
no necesita latir,
cuando tu miel me rodea,
cuando tus besos me mojan.
Mi respiración se detiene,
tu viento me invade y mi vida así continua,
suspendido por tus palabras que me cuentan te quieros,
viajando sólo con tu aliento dentro de mí.
Vida mía tan dulce tu viento,
tan cálidas las caricias de tus palabras,
me cuenta en estas alturas
donde sin corazón, sin aliento,
viajo rodeado de tu dulce viento.
Sales a la luz,
las miradas se encuentran,
inevitable el rayo cae sobre nosotros,
el andar lento, cuidadoso;
siempre habrá ojos incrédulos.
Mis ojos descubren destellos de luz,
aun en estas calles oscuras,
siempre al final buscare un resplandor.
Así lo encontré alguna vez,
luminosidad goteando en mí,
bañándome de ilusión y esperanza,
que regresa en una palabra, en una mirada.
Habrá miradas que ya no creen,
yo diría: miren al final de la calle,
busquen al andar lentamente,
una lluvia de luz caerá.
Al final, siempre al final del camino,
al salir a estas calles,
al voltear a las alturas,
a nuestro costado,
una luz habrá que seguir.
Es el tiempo mirando tus ojos en los rincones de la noche,
la ansiedad que se oculta en los trayectos eternos de mi andar,
la vida que cruza líneas paralelas en un instante,
es dar vuelta en la esquina sin saber que lo tendrás de frente.
La sorpresa del día que cambia los presentes y futuros,
la mañana en que miro tu rostro durmiendo junto a mí,
la mañana que siento tu aliento,
el día que está lejano y siento que camino a tu lado.
El cobijo de los árboles,
el calor de la tarde de tus brazos,
escucharte al terminar los días.
Es el alma que vuela con sus alas y se escapa contigo,
el espíritu que dejo en el aire cada que me acuerdo de ti,
contar el paso del tiempo solo cuando paso de la noche al día,
vestirme en la maña con tu piel antes de salir al mundo.
La soledad acompañada por tus besos,
el batallar de mi corazón en mi pecho que desea salir al mirarte;
o los momentos velando tu sueño,
viajando en tus sueños.
El caminar de tu mano por senderos de luz,
ver siempre en la distancia un punto de encuentro a pesar de la
lejanía;
en donde nuestros suspiros se encuentran en el espacio,
sólo una voz en el silencio al cerrar los ojos y ahí me tienes.
Es escuchar las historias que el viento me cuenta de ti,
dejar caer el agua de mis ojos en las tardes y noches,
ver como corre por tu vientre,
sentir tus brazos después de amarte y sentirme inerte.
Esa cálida tristeza cuando te extraño en las mañanas,
cuando los días inician y me falto tu cuerpo en mi cama,
cuando tu calor me dejo solo por unas horas,
tristeza que se marcha al sentir que tu cuerpo me cubre.
El beso que me dice amores,
es tu pecho que me guarda y recibe,
tu s ojos en los que vivo y sueño,
amores como flores de vida que me regala tu ser hermoso.
Soy del cielo azul
de sus horizontes que me enamoran en la tarde
mirando como el sol me dice adiós,
mirando como en su noche viajamos un poquito más.
Soy del cielo azul;
de sus miradas que me esperan con tiempo,
de su calor de medio día y sus nubes ausentes,
de su corazón que late fuerte cuando llega el atardecer.
Cielo azul que en la mañana me despierta
una mirada eterna de amor
una mirada que me invita a la vida con su andar
mañana en la que respiro su aliento.
Soy del horizonte que acaricia el cielo,
con sus labios que caminan mi pecho;
suaves nubes que acarician mi corazón,
que me dejan rendido y pidiendo más de su agua.
Soy de un cielo azul infinito y hermoso
de manos y caricias de nube,
de besos que caminan en mi piel
de voces estruendosas que iluminan su noche.
De un cielo en donde los ángeles vuelan
y nos miran con ternura en esa soledad amorosa
sus manos, sus alas nos cuidan y nos dan tiempo
es infinito mi cielo, es interminable mi amor.
Las nubes bailan en el cielo,
los árboles acarician el horizonte;
su mirada me descubre aquí
y me tienden la sombra de su mano.
Así te encuentro en el día,
en el dialogo con el tiempo,
en el monologo que escuchan las piedras,
en el dialogo con el ave que se lleva mis suspiros.
Voy a que me abracen los montes.
dejo que me acaricie el aire en las tardes.
dejo que la lluvia lave mis mejillas.
dejo que el sol sueñe conmigo en la tarde.
El azul del cielo se esconde,
bailan las nubes su alegría,
se van y llega la oscuridad,
iluminan mi horizonte las estrellas.
Los besos de luna vuelan,
me arrullan en las noches;
así te encuentro en el día,
mis ojos te descubren en los rincones del mundo.
Un corazón que aprendió a latir con las nubes vespertinas,
a suspirar sus latidos en sus espacios de algodón;
que comenzó a latir en la soledad de la tarde
un corazón que se queda dormido esperando tu pecho.
Corazón que encontró pretextos diferentes en la mirada del mundo
en las distintas voces del día,
en los andares por las veredas desiertas,
en la tarde quieta que susurra amores entre la hierba.
Corazón que se nutre de sangre amorosa
que bebe ternura del impensable desierto,
que se siente feliz después de ver el volar de tus ojos,
que espera paciente la llegada de su descanso.
Corazón que acaricia los días de ayer,
que se deslumbra y comprende de a poquito el intenso presente,
que mira con esperanza la luz del mañana;
quiere dormir en las nubes de la tarde.
Corazón que encuentra descanso en la noche amante,
en donde duerme y deja un pedazo de su vida,
pensando en su constante latir y en su eterno presente;
suspira sus latidos,
susurra amores,
y disfruta el correr de su sangre amorosa.
Las montañas paren nubes por las tardes,
las nubes agua en los valles,
el agua moja de amor la tierra;
la tierra da a luz en el verano.
El mar pare espuma y sal,
el sol fuego y luz,
llega a la tierra y mira cómo vive
nuestro corazón.
La noche pare estrellas y lunas,
escucha las voces que grita el mundo,
nacen sombras en los rincones,
negro hermoso de montañas en los valles.
La mañana me dice que vendrás,
se ven brazas en el cielo,
es tu calor que nace, y vive dentro de mi
es la vida que nace a cada instante.
En esa esquina esta mi corazón,
sale detrás de las montañas y me saluda con su tenue luz,
ilumina mi memoria en esta noche,
esta aquí cerca la puedo comer solo con estirar mi mano.
Con los ojos cerrados aquí me tienes pensando en tus caricias,
pensando en las horas que pasas en el camino antes de asomar tu rostro,
antes de llenar de luz este valle que a tus pies ahora descansa,
tan calmo, para viajar en su superficie con sus besos dulces.
Y en la medida que pasas por la altura estelar
me alumbra tu presencia, mi corazón se apaga comparte tu luz,
mi respiración se termina, no necesito vivir
el estado inmaterial al que me lleva tu presencia es infinito.
En esa esquina comenzó tu viaje,
ya te vas a descansar, tengo e vivir otro día como todos;
espero para que mi corazón deje de latir, y yo deje de respirar
y comenzar esto eterno que está dentro de mí.
Son las nubes que llevan mis recuerdos,
las que me acompañan en estas tardes,
las que me regalan besos helados,
y que me acompañan a donde voy.
El tiempo no cambia, se queda
las distancias son eternas pero mi destino ahí está;
los días con lluvia iluminan las veredas
me dan espejos para ver las nubes en la tierra.
Deja más vida en esos suspiros de nube,
suspiros que nacen de tus caricias de agua,
en esta tarde que mi mente se ilumina con tu relámpago,
y en la que mi corazón se alegra por la vida que cae.
Y los árboles, piedras y plantas cantan,
el camino se vuelve arroyo y nos regala música
tus brazos que me rodean, cierro mis ojos
dormiré así esta tarde, con la música y tu calor.
Pídeles a tus ojos que se queden en la memoria,
dile a mi corazón que siempre habrá tiempo,
las nostalgias se han ido,
las gotas de tus besos ahora se quedan en mi piel.
Dan cuanta de tu pasión
tienen forma que se queda ahí por días;
diles a tus ojos que me miren siempre así,
diles a tus labios que me hablen con más besos,
dile a tu pecho que me dé más de beber.
Tengo tanta sed de ti,
que en la memoria permanezcan las tardes en que nos tomamos de la mano
en que los días comenzaban a ser gloriosos escuchando tu voz;
mira que no me queda más en mi corazón.
Sólo la nostalgia que dejé atrás,
sólo historia presente de los ojos y labios que hablan
y me cuentan tanto amor.
Cuando duerme el sol en la tarde
el mundo guiña el ojo al universo,
el cielo y el horizonte parpadean;
es tan lento.
En ese instante te digo que te quiero,
el sol suspira
y su rojo aliento
pinta de fuego las nubes.
El cielo negro
es el sueño del mundo;
ahí en ese momento
los dos nos amamos.
Que lento llega el sueño del sol,
que fortuna mi amor
mirarlo como llega
aquí sentados cerremos los ojos con él.
Detrás de las montañas el sol se va,
dormirá esta noche
mientras nuestro amor parpadea,
quiere también cerrar los ojos
dormir para soñar.
Y el punto es que estoy de pie soñando,
pensando en lo grande de este cielo azul
sin nubes para guardar mis recuerdos;
cielo azul ahora me da un hermoso presente.
Me encuentro de pie
buscando en el horizonte nuestro camino,
marcando los árboles de la esperanza
que protejan nuestro andar.
Descansemos en su sombra,
respiremos el aire fresco de sus ramas;
el cielo nos da calor ahora
el camino y los árboles el sendero para andar.
Y en este caminar encontraremos la tarde,
el azul del cielo se irá,
la oscuridad ahora nos invita a soñarnos,
a dormir en nuestros brazos debajo de su manto.
Me encuentro de pie pensando que estás ahí
corazón que me haces falta,
cuando amanece para viajar,
cuando el día me invita a vivir y caminar contigo.
Cuando no estas,
busco un árbol y un rincón
me siento a beber de su sombra
y le pido que me ayude a llamarte.
Y en las noches que te aguardo
mi alma vive después,
de nueva cuenta de tu mano
al lado de tu corazón.
Si la mirada fuera cierta,
si lo que hay entre lo que miro y lo que digo pudiera escucharse
no encontraría el tiempo ni en el infinito
para describir lo que viaja en ese segundo.
Es el hermoso silencio de lo que no procesa la mente,
es sólo el remolino que se forma entre mi pecho y mi conciencia,
nada que puede decirse cuando estoy con vos,
sólo pensándolo en tus besos y tus caricias.
Que describen lunas y estrellas que nacen de mi piel,
sólo para contar la lucha constante de mi desesperado corazón;
que busca tiempos desde que inicio el universo,
que busca espacio para andar de tu mano,
que busca palabras en las noches de lunas azules.
Pero a veces se pierden en la pausa de mi amor y de mi mente,
se pierden en las noches por la oscuridad,
y me encuentro desnudo sin cómo decirte que me hace falta tu ser,
vuelo después de dejarte, pensándote tan cerca.
Las líneas nocturnas de los caminos me acompañan,
a veces la luna se asoma para verme,
y viajo lento pensado que el día se fue,
pensando: el universo vive disfrutando de estos amores que pasan.
Se cansa de contarlos porque ve siempre a los mismos caminantes
a los mismos seres en los planetas de las soledades,
y a veces no encuentran ni notas, ni luces, ni paisaje, para detenerse
y a veces no encuentra que ofrecerles para darles paz.
Ni las palabras se miden, ni el sentido se aclara,
y el universo se ríe en su eternidad,
se enternece de que el amor siempre es el mismo,
son los tiempos de la creación que se pinta de estos amores.
Las luces duermen y se apagan en la danza infinita
y los caminos se abren de nueva cuenta y las lágrimas corren
los pies descalzos quieren caminar más,
las almas así se curan, las distancias son amigas.
Los vuelos por la oscuridad también se repiten,
los atardeceres se vuelven otra vez amigos,
los sueños se dibujan en cada nube que pasa
nada es lo mismo después de las olas de tus caricias.
Las caricias que inventa el universo que llora cuando estas faltan.
