lunes, enero 18, 2010

SABORES

Un sorbo más de tu piel para calmar mi sed,
una mirada para comer más de tu carne;
respirar tu aliento para que mi espíritu no muera,
necesito nutrirme de ti, mi sangre se acaba.
 
No acaban los días y te añoro,
aunque mire los horizontes de otros ojos
y beba el rocío de otros labios,
regresa mi apetito por tus sabores.
 
Deliciosa tú y tus ojos dulces,
tus manos tibias como el café de las mañanas,
tu piel ardiente, vino tinto que me embriagaba
cada noche para hacerme desaparecer.
 
Qué manía pensarte mía,
a veces no recuerdo el eclipse de esa tarde
en que te fuiste en la sombra,
en donde me quede caminando el asfalto.
 
Sin el sabor de tu cuerpo en mi boca,
muero ahora, ya no me alimento de ti,
todo se volvió similar
el amor no sabe igual.
 
Tus ojos no se equivocan al mirarme,
tu boca pidiendo no extrañarte;
sólo necesito un sorbo de tu piel,
una mirada y tu aliento
para que mi espíritu no muera.

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