Aguardaría de pie en cualquier esquina el tiempo que sea necesario; caminaría debajo de la lluvia para encontrarte. No me importaría quedar mojado hasta los huesos sí he visto que te marchas segura y sin contratiempos. Aguardaría nervioso tu respuesta ante la sorpresa que te espera a mi lado; no pondría pretextos a las distancias para alcanzarte, y no dudaría ni un instante en atravesarlas aunque me devoraran la madrugada y sus demonios. El miedo en mí no existe, mi fuerza y valor se renuevan con tu presencia; contaría todas las estrellas de la noche esperándote, seguiría tu luz para hallarte y escucharte de nuevo, mis brazos y mi pecho estarían siempre dispuestos para recibirte. Mi rostro y mi cuerpo cambian constantemente de forma y color y me costaría un poco tratar de explicar que es lo que me ocurre. Tardaría tantas horas como se necesario intentando que tu espíritu se llene de paz, buscaría otro pequeño rincón en la ciudad, en el campo, en el mar para estar con nuestra soledad dialogar con tu mirada y hacer entonces de este hermoso presente un futuro eterno.
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