La luna nos guiñó el ojo, y creo que se sonrojó de vernos juntos y contentos. Para eso estoy... pensó la luna, para a quien le guste volar y soñar... Recostarse en el piso para que me miren a mí y a mis estrellas, ya sea con mi color de plata o con el sonrojar de mi superficie que provocó mi eclipse por esas miradas amorosas de esos ojos soñadores terrestres.
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