TUS BESOS

Los besos siempre están presentes,
siempre tus labios viven en mi boca;
besos como el de ayer
o el de hace algunos años.
 
Tu boca siempre me dice secretos
como el de esa noche cuando caminábamos en estas calles
y nos detuvimos para decirnos con nuestros labios
los secretos que latían nuestros corazones.
 
Tus besos siempre presentes, eternos;
citadinos y vespertinos
llenos de amorosa nostalgia
y tus brazos completando nuestro dialogo silencioso.
 
Besos que no tienen miradas,
silenciosos como el de esa mañana
cuando despertamos al mismo tiempo,
con la alegría de mirarnos juntos un día más.
 
Besos eternos, que tengo aun en esta noche,
te miro dormir y descanso en tu aliento,
en tu boca que con besos
sabe decirme los secretos de tu corazón.

SUEÑOS DE LLUVIA

La tarde de verano me beso con la lluvia
labios helados tomaron mi rostro,
como tus besos de nube
después de tanto calor.
 
Del viento de tu aliento,
de tus sueños vespertinos
y de tus brazos de niebla
se hizo mi tarde.
 
Y se riega el corazón que reverdece
siempre con tus sueños de nubes de estas tardes,
cuando dormimos después de correr de los besos del cielo
para quedarme con los tuyos.
 
Y la tierra cambia de color
tus parpados caen y duermes cálida en mi pecho;
las gotas de lluvia nos arrullan,
yo no quiero dormir.
 
Quiero ver los pétalos de tus labios
que sonríen y sueñan
con el arrullo de esta tarde
de sueños con la lluvia.

LLAMA DE FLOR

Hay una llama en la lejanía
y una lumbrera en mi corazón,
un viento que sopla en este verano
es nuestro aliento candente que se mezcla.
 
Llama que ilumina la oscuridad
que baña de estrellas a la noche
sonrisa de luna
y unos ojos de sol en la mañana.
 
En el horizonte la flor de tus labios,
el incendio que provocas en mi espíritu;
corola de fuego
que gotea pétalos candentes de tu ser de luz.
 
Calor de verano
de tos ojos rallos de sol,
de tus parpadeos de nubes luminosas
que se queman en la tarde cuando tu sol se va.
 
Hoguera de otros fuegos que se extinguen
y que deja brazas en tu interior
calor que encuentro en el sabor de tus labios de fuego
en la llama de la flor de tu corazón.

TU MIRADA SE FUE

Y la mirada se escapo
como una hoja que cae del árbol,
como la pluma del ave
así, se la llevó el viento.
 
Se fueron tus ojos,
tus labios y sus besos,
tus pasos bailando alegría,
tu cuerpo oscilando junto a mí en la brisa de esa tarde.
 
Tu mano en ese apretón cargado de ternura
se la llevo el calor del sol,
se evaporó en mi interior;
no vi la sombra de tu amor.
 
Se fueron tus ojos detrás de esa nube
se fue como una hoja en el aire,
se fue y se elevó como se va la pluma del ave
sólo con el instante de un soplo.

NO SERÁN MÁS

No serán más noches sin verte,

no más flores enviadas sin abrazarte

o el envío de nubes flotantes que vienen de tu corazón

ni espacios de tiempo esperándote.

 

Serán más días acariciando tu boca

con mis dedos,

con mis labios,

callando tu dulce sonrisa.

 

Hoy que las distancias se terminan

disfruto este momento frente a ti

en que nuestros corazones laten

por el color de los pétalos de tu mirada.

 

Tiempo después de guardarnos en nuestro rincón

que estalle el instante en abrazos y palabras cómplices,

que brille más el sol y su calor,

que el cosmos ría con nosotros.

 

Hay un momento en nuestra historia que podremos contar

un beso que podemos recordar y recrear,

un abrazo que dure más en nuestra memoria,

debajo del árbol que nos dio la sombra del sol de tus ojos.

 

Llega el momento después de recorrer la distancia

después de pensarte para seguirte;

para abrazarte en mis tardes

y acariciar tu sonrisa con mis labios.

TOCARTE

Quiero tocarte otra vez,
terminar con esta distancia vaporosa,
con este fantasma que ronda
y sentir tu mano de nuevo en mi espalda.
 
Son tan pocas veces que te he tenido;
quiero verificar nuestra existencia de otras vidas,
el dialogo de nuestras miradas y nuestros labios;
sí, de vidas pasadas que esperan el momento de este presente.
 
Quiero viajar las distancias,
tomar de nuevo el sabor de tu piel,
el sol de tu mirada
y el atardecer de tus brazos para dormir.
 
Dormir tus lunas y estrellas;
deseo esa luz también en mi corazón,
luz que se hace sueños en donde me acompañas,
en donde me alientas y reconfortas.
 
Quiero tenerte cerca una vez más
y regalarte el nido que encontraste en mi pecho,
en donde descansaste sin preguntarte ni dudar
para que sean muchas noches y no un instante.
 
Así cerquita para no imaginar tu sonrisa,
para sentir y escuchar tu alegría luminosa,
cerrar mis ojos y soñarte,
pero ahora descansando en el nido de mi pecho.

MI SOL

Eres mi rayo de sol en las mañanas,
la luz que busco cuando susurra con las nubes
en esa fría mañana que miro desde mi ventana
luz de mi día, guía en estas calles.
 
En el despertar de los sueños
te miro cómo llegas detrás de las montañas,
cómo te anuncias con un cariñoso cielo rojo
que llega a mis ojos y mi piel con su amoroso calor.
 
Eres el sol del mediodía,
la luz que le da vida a mis pasos en este andar citadino,
que me guía con su quemante luz,
que busco y quiero tener estos días en que vive un invierno en mi pecho.
 
Mi sol de tarde que guardo entre las nubes de mi corazón,
que mando a dormir detrás de la sierra que me rodea,
que da esperanza, porque sé que regresarás;
como cada amanecer, como cada despertar.

CÓMO TE DIGO QUE TE QUIERO

Te lo digo en los primeros rayos del sol,
en las mañanas que te busco en esa luz que nace,
en los rincones que se iluminan poco a poco,
donde siempre apareces.

En las calles en donde se pierde la gente,
en esa esquina en que decidí seguir;
en las letras vespertinas que te envío,
ahí te digo que te quiero.

En los cielos del atardecer
y en sus nubes que despiden su sol
que miran como las montañas cobijan su luz,
para esperar su retorno en la mañana. 

Te digo que te quiero en las noches de lunas,
en las noches de luceros en donde siempre te encuentro;
en donde me acompañas mientras duermo
y caminas junto a mí en mis sueños. 

En las flores que lloran las ultimas gotas de lluvia,
en sus colores que me recuerdan tu mirada
y en cada pétalo que me trae tu sonrisa,
así te encuentro y te digo que te quiero. 

Siempre con la promesa de encontrarte,
en la distancia que desaparece cuando mi pecho te recibe
para que mi corazón te diga que te quedes,
que no camines y duermas junto a mí. 

Te diré que te quiero en el silencio de esta tarde
en que miramos y despedimos nuestro sol;
en la noche cuando miramos aparecer la luna
que ilumina nuestros besos con su pálida luz.